La historia o leyenda, ya que hay teorías para todos los gustos, comienza en el año 813, cuando el obispo de Iria Flavia, Teodomiro, informa al rey Alfonso II del descubrimiento de una tumba con los restos mortales del apóstol Santiago. Había sido decapitado en el año 42 en Palestina, pero sus discípulos robaron el cuerpo y lo embarcaron en una barca de piedra que llegó a Iria, y luego trasladado en volandas hasta Santiago, donde se erigió la catedral, que se comenzó a construir en 1075. Las cosas entonces se hacían sin tantas prisas como ahora y sin contratos con penalización por retrasos, y sin duda bastante mejor, seguro que la catedral de Santiago sobrevivirá a la Almudena de Madrid, a pesar de que la humedad de la ciudad obliga a limpiar frecuentemente la fachada de líquenes, hongos, e incluso musgo que se aferra a una piedra tan nutritiva.
El Pórtico de la Gloria, quizás la obra cumbre del románico, fue comenzado en 1168 por el Maestro Mateo, y terminado por sus discípulos en 1211. Está bien protegido de la climatología porque forma una segunda fachada en la entrada principal, allí donde se encuentra el «santo dos croques», y la columna con las huellas de una mano modelada por millones de peregrinos.
Obras en siglos posteriores añadieron esa fachada barroca de la plaza de Obradoiro, que a mi gusto es la menos armónica de la catedral, prefiero mil veces extasiarme ante la fachada de Platerías o recibir las buenas vibraciones de la Quintana, con la Torre del reloj, la Berenguela, y la puerta Santa, que está habitualmente tapiada, ya que se abre sólo en los años Santos, en una ceremonia pública que sirve de inauguración oficial del año Xacobeo, y deja la puerta expedita para que la atraviesen los peregrinos.
Hay teorías que sitúan mucho antes, en la época romana e incluso celta, el Camino a Santiago como una peregrinación mística y pagana, ya que si desde Europa sigues la Vía Láctea, te lleva a Santiago, de hecho el nombre Compostela puede venir de «Campus Stellae» o «Campo de Estrellas»; el viaje no se detenía en Santiago, sino que continuaba hasta Finisterre, la última tierra conocida por los hombres, y más allá se encontraba lo ignoto. Uno de los mejores libros de Sánchez Dragó, Gargoris y Habidis, Historia Mágica de España, conjuntamente con Historia Mágica del Camino de Santiago, refuta la teoría de que los restos que se veneran en la catedral son los de Santiago el Mayor, y asegura que son los de Prisciliano, un gallego hereje que se enfrentó a la jerarquía eclesiástica en el siglo IV y fue ejecutado en la ciudad alemana de Treveris en el año 385.
Goethe dijo que «Europa comenzó en el Camino de Santiago», y su historia siempre me ha fascinado. Conocí decenas de peregrinos en los años 80 cuando estudiaba en Santiago y la peregrinación no era una moda turística, 1000 peregrinos en el año 1980 frente a los 150.000 de 1999, y lo tengo literalmente en la puerta de casa, ya que a 20 metros de mi casa en La Coruña hay una concha de vieira, símbolo que se utiliza para indicar el Camino, en este caso el Inglés, llamado así porque los ingleses solían viajar en barco hasta La Coruña o Ferrol, y de ahí continuaban camino hasta Santiago.
El año 2004 será el 25 de Julio será fiesta en toda España porque coincide en Domingo, por lo que de nuevo tendremos un año santo, Jubilar, Jacobeo o Xacobeo, como se dice en gallego. Esta norma provoca, por los años bisiestos, una cadencia irregular, de 11, 6, 5, 6, 11, 6… años, los anteriores fueron 1993, 1999, y los siguientes 2004, 2010, 2021, 2027, 2032,… .El último del S.XXI será el 2094, parece muy lejano, pero si pensamos que el Camino de Santiago lleva haciéndose oficialmente desde 1122, cuando el Papa Calixto II proclama la Bula, nos damos cuenta de la relatividad del tiempo. En 1999 fue nombrado Itinerario Cultural Europeo por la Comunidad, y desde 1993 el número de peregrinos no ha dejado de crecer en progresión geométrica, tanto a pié, en bicicleta, a caballo o utilizando medios ortodoxos como el monociclo o los patines.
La primera pregunta que seguro os surge es ¿qué otros caminos hay?, porque el más conocido y realizado por el 95% de los peregrinos es el Francés, que entra en Galicia por Piedrafita del Cebreiro. La historia milenaria demuestra que hay tantos caminos como caminantes, sobre todo en la época en que no había señalización ni red de carreteras, pero el transcurso del tiempo unificó los caminos en 8 principales; además del Francés ya mencionado, están el de Norte, el Inglés, el Primitivo, el de la Costa, el de Finisterre-Muxía, el Portugués y la Vía de la Plata. Como un pulpo con sus 8 tentáculos, abraza toda Galicia y la recorre por todo tipo de paisajes, eso sí, verdes: valles, ríos, montañas, playas, bosques, y naturaleza casi virgen en algunos lugares.