Panorámica del río Miño desde la Catedral de Tuy.

 


Naturaleza del Camino.

Recordaré sin duda el Camino Portugués a Santiago como uno de los más interesantes que he hecho por varias razones: por la historia que rezuma en cada uno de los pasos que das por caminos muchas veces medievales, por los paisajes del Camino, donde pude escuchar el silencio, por las históricas localidades y sus acogedores albergues, por la climatología, que, mientras en casi toda España dejaba lluvias intensas, en el Camino fue indulgente y hasta generosa, y por la novedad que supuso hacer el Camino acompañado, lo que te obliga a acompasar los pasos y los corazones, una experiencia enriquecedora y positiva, sobre todo si no te encuentras en 6 días a ningún otro peregrino yendo a Santiago, aunque sí al revés, en dirección a Fátima.

 


Espectacular vista desde el Monte Santa Tecla en La Guardia

 


Paisajes del Camino

El Camino Portugués une Tuy con Santiago en una línea casi recta, pero aconsejo a los que lo hagan que se tomen algún día de asueto para visitar la Ribeira Sacra, las localidades de Bayona y La Guardia, y la espectacular desembocadura del río Miño en el Atlántico, frontera natural entre Portugal y España, desde el Monte Santa Tecla, que alberga además un castro celta como señal de que, aún siendo muy antiguo el Camino de Santiago, las tierras galaicas han sido habitadas desde tiempos inmemoriales.

Bayona es una de las villas más turísticas de la costa, y su fama se debe no sólo a su parador, enclavado en el histórico castillo del conde de Soutomaior, hoy el mejor telón de fondo para fotos de boda, como pude comprobar, ni a su puerto deportivo, que acoge habitualmente regatas con la familia real y demás famoseo, sino porque Bayona fue el primer puerto de la península donde recaló la Niña en su singladura de regreso del primer viaje de Colón a América.


El albergue de Tuy

Tuy, a 117 km. de Santiago, es el punto de partida del Camino Portugués, y su catedral-fortaleza en la zona alta, con 9 siglos de historia, indica claramente la importancia de esta ciudad medieval; recorrer sus empedradas calles, llenas de edificios con blasones y escudos heráldicos, y sus altas murallas nos lleva al tiempo en que las relaciones hispano-portuguesas no eran las mejores y Tuy era el último bastión hispano.

Como ya es casi tradición, el primer día de caminata fue bajo la lluvia, que daba un brillo lustroso a los gastados adoquines de las calles de Tuy, aunque el resto de la semana lució el sol con agradables temperaturas de 20°, a veces después de una enconada lucha con las nieblas matinales típicas de Galicia en otoño.


El rojo otoñal en el Camino

El Camino deja la ciudad por donde se ubicaba la puerta Bergana, desaparecida por el crecimiento extramuros de Tuy.

Hasta Porriño, a 16 km., recorremos bosques antiguos donde el otoño deja sentir su manto multicolor y localidades pequeñas, excepto donde la moderna autopista lo ha desviado por vías de servicio.

El Polígono industrial de Porriño nos deja un sabor agridulce, ya que paradójicamente tiene carteles que dicen reserva de fauna, pero la única naturaleza que había entre edificios industriales era la hierba que crecía en los jardines de las oficinas de multinacionales y la única fauna que vimos son esos animales metálicos que han invadido nuestras ciudades y deshumanizado nuestras vidas, concretamente de la marca Citröen, que tiene su factoría cerca.


El concello de Porriño, de estilo Gaudiano

Porriño tiene uno de los albergues más modernos de Galicia, inaugurado en junio de 2003, y al lado del río, con una agradable terraza de madera. En fin de semana no tiene hospitaleros, así que el «ama de llaves» era la eficiente policia local. Un lujo tenerlo en exclusiva para 2 personas, lo que nos pasó en casi todos los albergues.

Su concello es un edificio extraño, creado por un arquitecto local, discípulo de Gaudí, lo que es ya un indicativo de que al menos no pasará desapercibido.

De Porriño a Redondela el Camino transcurre en buena parte por la peligrosa N-550, aunque luego penetra en bosques de eucalipto, y una fuerte subida nos permite una extraordinaria vista de la ría de Vigo. Redondela es una ciudad con mucha vida, y su albergue, una torre del S.XVI que también es biblioteca y sala de exposiciones, uno de los mejores del Camino, y la acogida de la hospitalera sin duda la mejor que he tenido hasta ahora.

 


El histórico puente de Sampaio

 


El puente de Sampaio desde la otra margen

De Redondela a Pontevedra el Camino es muy bonito, pasando por altos pinares, cruza Arcade, donde es recomendable degustar sus famosas ostras, que por suerte no sufrieron la tragedia del Pestrige, hasta llegar a Pontesampaio, con el histórico puente donde las tropas napoleónicas sufrieron una grave derrota en la Guerra de Independencia con Francia.

El santuario de la Virgen Peregrina en Pontevedra

El Camino continúa por una antigua senda romana, y entramos en Pontevedra por la calle Virgen del Camiño. El albergue está justo a la entrada de la ciudad, al lado de la estación del tren, y muy mal señalizado, así que es importante no despistarse y regalar kilómetros, como nos pasó a nosotros.

Pontevedra tiene uno de los cascos históricos más hermosos de Galicia, en torno a la plaza Peregrina y su santuario, auténtico epicentro de la vida social de la ciudad; sus acogedoras plazas, como la de la Leña, y estrechas calles pétreas invitan a deambular sin rumbo sorprendiéndote con fuentes, arcos, edificios, iglesias y cruceiros que hablan elocuentemente, aunque sea en el lenguaje mudo de las piedras, de su historia.

Si quieres ver el álbum completo de fotos del Camino Portugués, con 120 imágenes, haz click aquí.

¡¡ Ultreia !!

Carlos
Pontevedra, 14 de Octubre de 2003