Bali y la Conurbación de Kuta
Perdonar la palabrota, pero es que conurbación (según Wikipedia se define como el proceso y el resultado del crecimiento de varias ciudades que se integran para formar un solo sistema) es la definición perfecta de Kuta.
En mi primera visita a Bali en 1992 Kuta ya era el centro del desarrollo turístico de la isla, pero lo que comprobé al regresar es que la ciudad ha extendido tanto sus tentáculos que ha integrado todas las poblaciones de alrededor, lo que nos permite encontrar, en un radio de 10 kilómetros, toda la oferta posible de alojamientos, desde 5 hasta 1000 €.
La famosa playa de Kuta, donde los surfistas de medio mundo hacen cabriolas frente a un público ávido de sol, playa y otros divertimentos de la cultura surf, es una franja de arena de 8 kilómetros de largo formada en realidad por las playas de Tuban, Kuta, Legian y Seminyak.
En un reportaje de la revista Conde Nast Traveller sobre los mejores hoteles de Asia, en los 10 primeros puestos había tres situados en Bali, y os puedo garantizar que la competencia era dura, porque tanto Bangkok, como Hong Kong, Singapur, Kuala Lumpur, Shanghai y Beijing tienen hoteles espectaculares.
Para estar en el centro de la acción, un hotel recomendado es el Bali Dynasty, en Tuban-Kuta.
En general, cuanto más te alejas de Kuta, hay menos mogollón, turismo de más calidad, y consecuentemente precios mucho más altos.
En Seminyak es recomendable el hotel Pelangi Bali, cerca de la famosa discoteca Double Six, que hasta tiene una torre de puenting.
Nusa Dua, una pequeña península situada al sur de Kuta, es casi una reserva de turistas adinerados, con hoteles/villas de lujo al estilo balinés, como el Melia Bali Villas, un pequeño paraíso con jardines tropicales, Spa, playa privada, y villas exclusivas.
El único problema es que la playa, en marea baja, prácticamente desaparece.
Los taxistas saben que los clientes de Nusa Dua son de poder adquisitivo alto y regatear con ellos se convierte en una batalla perdida. Los restaurantes a la entrada de Nusa Dua ofrecen recogida gratuita en los hoteles, a precios mucho más económicos.
Sanur es uno de mis lugares preferidos en Bali, ya que tiene un paseo marítimo de varios kilómetros, la playa está bien, y tiene alojamientos, tiendas y restaurantes para todas las economías.
Por 6€, incluyendo una buena cena, pude ver un maravilloso espectáculo de danza balinesa, con niñas maquilladas como bellas mujeres, moviendo sus manos y sus ojos de manera sincronizada.
El Bali Hyatt es uno de los mejores hoteles de Sanur, donde puedes desayunar rodeado de un estanque con peces y otros animales tropicales, con músicos tocando en vivo, mimetizados en el ambiente.
Un lugar que es ejemplo de lo que no se debe hacer para desarrollar el turismo es Candidasa, al sureste de Bali.
Cuando se produjo el boom turístico de Bali y empezaron a construir indiscriminadamente en toda la costa, en sitios como Candidasa arrancaron los corales para utilizarlos como material de construcción.
Pocos años después las playas, el principal aliciente turístico de la zona, habían desaparecido ya que el oleaje y las corrientes, sin el efecto protector de la barrera de coral, se llevaron los arenales.
Para detener el proceso se construyeron arrecifes artificiales de cemento (qué ironía, ¿la materia prima sería coral?), que afean mucho la costa y que poco han hecho para revertir el proceso, así que el único recurso para bañarse son las playas de los hoteles.
Aunque la costa atrae el mayor número de visitantes en Bali, el interior es muy atractivo, con terrazas de arroz, montañas, 2 volcanes que se pueden subir, y ríos en los que se puede practicar el rafting.
Fui pionero en rafting en Bali en 1992, cuando había sólo una agencia y tenías que llevar las lanchas deshinchadas y caminar por la jungla más de una hora, con un descenso muy resbaladizo en el que usabas el remo como freno, para llegar al nacimiento del río y comenzar la aventura.
La gente de las poblaciones nos miraba extrañada preguntándose quiénes eran esos estrafalarios con casco, chalecos naranjas, descendiendo el tumultuoso río.
El recorrido fue una maravilla, ya que pasamos por muchas cascadas, e incluso nos metimos debajo para sentir el estruendoso sonido del agua repiqueteando sobre el casco.
14 años después la cosa ha cambiado mucho. En Bali hay muchas agencias de rafting que te llevan casi en volandas hasta la barca, y al final te espera un buen refrigerio o una comida, después de una buena ducha, e incluso te regalan una camiseta que dice «yo hice rafting en Bali».
La agencia que yo elegí, Mega Rafting Bali, es una buena opción, ya que tienen kayaks de seguridad, y durante el recorrido te hacen fotos, sin que te des cuenta, en los rápidos, que luego puedes ver y llevarte durante la comida.
Lo dicho, la cosa se ha profesionalizado, y hasta los niños pueden hacer rafting, y mis compañeros de lancha eran un pareja recién casada. Ella, como buena musulmana, iba totalmente cubierta, con un pañuelo en la cabeza y el casco encima.
Lo que no ha cambiado es que la gente sigue haciendo su vida al borde del río sin tener en cuenta las decenas de lanchas que bajan todos los días.
Otro cambio es que, donde antes sólo había un río salvaje, ahora se vislumbran, entre la vegetación y asomando por las copas de los árboles, hoteles de lujo y villas que son propiedad en muchos casos de gente famosa que utiliza Bali como refugio.
Las mujeres se bañan semidesnudas en sus orillas y los niños lo utilizan como parque de juegos.
Al final del rafting hay que subir una larga escalinata de cemento, aunque mucho más fácil que la resbalosa jungla que me esperaba en mi primer rafting en Bali, para llegar al minibus que te lleva de vuelta al hotel.
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¡Hasta Pronto!
Carlos, desde A Coruña, 28 de Junio de 2006
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