El Horror tiene Rostro
20 años después de haber visto Apocalypse Now, quizás la mejor película antibelicista de la historia, el nuevo montaje mejora lo que parecía inmejorable, una historia, más que sobre la guerra, sobre el horror y la gran mentira que supuso Vietnam, desmontada en gran parte por los medios de comunicación, que pudieron desplazarse más o menos libremente por los campos de batalla, y lograron algunas imágenes de impacto que pusieron a la opinión pública norteamericana contra la guerra de Vietnam.
Las fotografías de los ataúdes de soldados americanos alineados para su repatriación, la foto de la niña corriendo desnuda con el napalm abrasándole el cuerpo, la del preciso momento en que le disparan en la sien a un vietnamita, fueron un fuerte aldabonazo a las conciencias adormiladas de los norteamericanos.
Aprendida la lección, la Guerra del Golfo fue la guerra de la desinformación, una guerra donde no hubo muertos, sólo lucecitas de colores que trazaban el cielo de Bagdad; 10 años después, otra Gran Mentira se está gestando, y pronto volveremos a ver las lucecitas de colores del árbol navideño que nos están preparando; Bush tiene las manos libres para atacar Irak, y esperará al vacío de poder que se producirá después de las elecciones de noviembre en USA, para que nadie le pueda parar los pies.
Está claro que el objetivo no es atacar al terrorismo ni llevar la democracia a Irak, como ha pasado en Afganistán un año después de terminada la guerra, sino obtener el control de las reservas de petróleo más grandes del mundo, y vengarse porque Sadam quiso matar al «papá» de Bush. Los chicos de los recados, en Apocalypse Now el capitán Millar, y en la vida real Blair, Berlusconi, y Aznar, harán el trabajo sucio en la UE para apoyar esa Gran Mentira, rompiendo todos los tratados internacionales y acuerdos que nos han llevado siglos a los humanos alcanzar para controlar, que no parar, la Gran Mentira de la Guerra, donde sólo mueren inocentes, contados como «daños colaterales» por los hipócritas políticos y militares que desde sus despachos oficiales y búnkeres no temblarán al presionar el botón que, ojalá me equivoque, dará comienzo a la III Guerra Mundial. Al menos los franceses y alemanes no han perdido la cordura, y le han rechistado al «Gran Jefe».
Máximo, el humorista (aunque yo más bien creo que es un analista lúcido de la actualidad) de El País, escribe que “La guerra no derrota al terrorismo. Lo fomenta”, y esta me parece una de las frases más verídicas que he escuchado últimamente en todo ese maremagnum de apoyos a la Guerra que se leen y oyen. El reciente atentado de Balí, que nos ha estremecido a todos, a mí personalmente me ha dejado desolado, ya que tenía varios amigos allí, y Bali, además de un pequeño paraíso, era uno de los lugares del mundo más pacíficos y ejemplo de tolerancia, uno de esos lugares de una lista muy pequeña donde no me importaría vivir si algún día dejo de viajar.
Al terrorismo todo le vale, ya no son los símbolos del capitalismo y del poderío militar como las Torres Gemelas y el Pentágono, sino que el objetivo es un grupo de gente normal divirtiéndose un sábado en un lugar cualquiera del mundo. La guerra no parará esta locura, siempre habrá fanáticos dispuestos a inmolarse por la “Causa”. ¿Por qué no vamos al origen, a las causas que nos han llevado a esta espiral de violencia, e intentamos evitarlas o al menos paliarlas?.
Bush ha dicho públicamente que la muerte de todo americano será vengada; acodado como un cowboy en la barra del saloon, se ha olvidado una vez más de sus supuestos aliados, que en realidad somos marionetas manejadas por los hilos de la OTAN y el capitalismo salvaje. ¿Cómo puede pretender acabar con el terrorismo del mundo, si ni siquiera pueden detener dentro del país a un francotirador solitario que ha asesinado a 9 personas, a pesar de poner 1.300 policías detrás de él y toda la tecnología militar de espionaje?.
Si un francotirador puede poner en jaque a las autoridades en la capital del país más poderoso del mundo, ¿qué podemos esperar nosotros?. El terrorismo volverá a golpear, y en países como España, santuario de mafiosos y sede de terroristas sanguinarios que ya nos han demostrado que sólo buscan matar indiscriminadamente, estamos completamente desamparados frente a lo que se nos avecina.
Lo que está sucediendo me recuerda a un terrible cuadro de Goya, «Saturno devorando a sus hijos», y eso es exactamente lo que está pasando, no podemos olvidar que a Sadam lo armó y lo entrenó la CIA en su guerra contra Irán, que a los talibanes y a Bin Laden igual contra Rusia, y lo mismo pasó en Guatemala, Nicaragua, Perú, Chile, etcétera, etcétera, etcétera. ¿Hasta cuando esta locura?
He visto el Horror, y sospechosamente tiene rostro de cowboy.
¡¡ Hasta Pronto !!
Desde La Coruña, España
Publicado como Carta al Director en Dominical y en los periódicos La Voz de Galicia y La Opinión de manera extractada.
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