De viajes físicos, mentales y virtuales.

El escritor mexicano José de Vasconcelos decía que «Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía«; en mi caso no es así, yo los viajes los empiezo con curiosidad, y normalmente los termino con entusiasmo, pero es una frase que me gusta, y que se ajusta bastante a la aproximación que tiene mucha gente al mundo de los viajes.

Una de las preguntas más habituales qué me han hecho en estos meses es «¿Por qué viajas?». Normalmente respondía: «Porque me lo pide el cuerpo». Ya de regreso en España, y ahora que he decidido tener el mundo de los viajes no sólo como afición sino como medio de vida, me he hecho la pregunta a mí mismo, y para dar una respuesta más detallada, me he apoyado en unas cuantas citas de viajeros que suscribo totalmente. Stevenson, uno de mis escritores preferidos, decía en su libro ‘Viajes en burro‘: «Viajo por el simple hecho de viajar. Y para poder escribir después sobre ello».

Yo nunca había viajado para escribir sobre ello, pero después de regresar de mi primer viaje a África en 1996 y haber vivido momentos tan intensos como estar merendando con una familia de gorilas en Zaïre, subir al Kilimanjaro para ver el amanecer desde su cima, y perderme en la fascinante isla de Zanzibar, sentí una necesidad física de escribir sobre África, y en posteriores viajes ya se ha convertido en una costumbre garabatear un montón de cuadernos de viaje llenos de sensaciones y sentimientos, olores, colores y sabores.

Algunos lectores de Vagamundos me han llamado Peter Pan y yuppie disfrazado por acometer el proyecto de contaros mis viajes por el mundo a través de Internet. Respeto profundamente las opiniones de todos, y como Saramago «Yo no quiero que el lector piense como yo, sino que se quede pensando en aquello que yo he pensado. Ya resolverá él luego cómo tiene que pensar«. Sobre los viajes, Saramago opina que «La felicidad tiene muchos rostros. Viajar es uno de ellos. Entregue sus flores a quien sepa cuidar de ellas y empiece. O reempiece. Ningún viaje es definitivo».

«Estoy condenado a ser un vagabundo. No soy un constructor de imperios, no soy un misionero, en realidad ni siquiera soy un científico. Lo que verdaderamente quiero es volver a África y seguir vagando de un lado a otro«, decía Joseph Thomson. Yo me he encontrado mucha gente allí que padece el «mal de África» y se han quedado enganchados a ese continente. En mi caso el enganche también existe, pero hay otros lugares del mundo que quiero conocer antes de regresar a África.

Mi interés por viajar es tanto conocer lugares nuevos como culturas diferentes a la tuya propia, algo que considero muy enriquecedor. Manu Chao dice que «cuando se mezclan las raíces de varios sitios, estás creando nuevas raíces para el futuro«. «Por naturaleza, los hombres gustan de ver cosas nuevas y de viajar«, afirma Plinio. El hecho de no detenerme demasiado tiempo es un sitio lo explica Raúl Rosetti con la frase «Son demasiados los lugares donde podría quedarme y vivir para siempre. Por eso deben existir los viajes. Estar y dejar de estar en todos los lados«.

Pero el mejor viaje no tiene porque ser físico; en la sección «¿Quién es Carlos?» de vagamundos, digo que «leyendo ‘El Principito‘ aprendí que el mejor viaje es el interior, pero hasta que encuentre el camino, seguiré recorriendo el mundo exterior.». El primer hombre que subió todos los 8.000 de la Tierra, Reinhold Messner dice que «lo único que queda por explorar son los lugares más oscuros y escondidos de nuestro interior«. Aunque estoy básicamente de acuerdo, creo que la mejor manera de conocernos a nosotros mismos es viajar, por eso de que en la vida cotidiana «los árboles no nos dejan ver el bosque».

La manera de viajar es muy importante. Coincido con Oliver Cronwell cuando dice «Nunca se va tan lejos como cuando no se sabe donde se va«; en mis viajes intento ir sin ideas preconcebidas, itinerarios prefijados, y fechas de regreso que penden sobre tí como una espada de Damócles. La sensación que tienes de ser dueño de tu tiempo y de tu vida es indescriptible. Aunque de manera ineludible, como escribía mi amado Pablo Neruda, «La vida es una larga peregrinación que siempre da vueltas, que siempre retorna al bosque austral, a la selva perdida«.

Viajando también dejas muchas cosas detrás, algunas de ellas siempre las echarás de menos; como dice Buda, «La libertad se gana al precio del abandono del hogar«. En todo caso, si tienes la suerte, como es mi caso, de saber donde están tus raíces, y tener alguien con una lamparita en la ventana esperando tu regreso, el momento del retorno te llena de alborozo, y la intensidad de los reencuentros es extraordinaria.

El maestro Chatwin definía perfectamente en Anatomía de una Inquietud el sentimiento de viajar: «Diversión. Distracción. Fantasía. Cambio de moda, de comida, de amor y de paisaje. Lo necesitamos como el aire que respiramos. Sin cambio nuestros cerebros y nuestros cuerpos se marchitan. Un entorno monótono y unas actividades tediosamente regulares provocan comportamientos que producen cansancio, problemas nerviosos, apatía, desprecio de sí mismo y reacciones violentas».

«Para ser feliz hay que ser curioso», decía Nietzche; yo satisfago mi curiosidad viajando, y por ello soy feliz. Cada uno tiene que encontrar en la vida la manera de satisfacer su curiosidad. Richard Bach, el de Juan Salvador Gaviota, dice «no vuelvas la espalda a los futuros posibles antes de estar seguro de que no tienes nada que aprender de ellos«. Quino, autor de personajes inolvidables, se lamentaba de que «el mundo está dominado por Susanitas y Manolitos aferrados a sus móviles, y Felipe es una especie en extinción. Yo estaré siempre del lado de Felipe y sus sueños». Yo también. Sergio Bambarén, en ‘El Delfín‘, dice que «llega un momento en la vida en que uno no puede sino seguir su propio camino. Es el momento de perseguir los sueños, de defender los principios en los que se cree«.

Por lo que respecta a los viajes virtuales, hace sólo 3 meses (¡una eternidad en Internet!) escribía unas reflexiones sobre los viajes e internet, y criticaba que los portales de viajes eran monolíticos y que no daban información interesante para viajeros; por suerte esto está cambiando, e iniciativas como Filfog y la web de las guías Trotamundos demuestran que, sin dejar de ser portales comerciales, pueden aglutinar y ofrecer toda la información necesaria para que alguien organize un viaje de la manera que desee, ya sea independiente o en grupo.

PD: Desgraciadamente, como pasa muchas veces con los pioneros, los 2 portales que os menciono arriba tuvieron una corta vida, y hoy el portal que contiene más información práctica para viajeros quizás sea Viajeros.com

¡¡ Hasta Pronto !!

Desde Madrid, 27/07/2001