En la Sierra de la Demanda, en el riojano Valle del río Cárdenas se encuentra la localidad de San Millán de la Cogolla en la cual se encuentran los monasterios de Suso (arriba) y Yuso (abajo) separados por un kilómetro de distancia. Su origen nace en las primitivas cuevas y el oratorio en los que vivieron San Millán y sus discípulos desde el siglo VI.

Rodeados por un inmejorable entorno natural, la escasa población que habita la zona y la sencillez de los pueblos agrícolas contrastan con las dos construcciones emilianenses. Sus paredes vieron nacer las primeras frases del romance, los primeros balbuceos de una lengua que hoy por hoy es hablada por más de 400 millones de personas.

Allí, en un códice latino, catalogado como Aemilianenesis 60, aparecieron algunas notas manuscritas, con letra de buena hechura y muy regular, sobrepuestas a un texto, dedicadas a comentar o glosar en varias lenguas, entre ellas algo que ya no es latín y que se asemeja mucho al castellano.

El 13 de junio de 964 se termina de escribir en San Millán uno de los diccionarios enciclopédicos más copiosos e interesantes de los que se conocen en Europa hasta el siglo XI, conocido como el códice 46 que contiene unos 25 mil artículos y 100 mil acepciones.

Fue también en San Millán que Gonzalo de Berceo escribió el primer libro de poesía en castellano: Los Milagros de Nuestra Señora, es por todo esto que se considera este lugar como la cuna de nuestro idioma.

También se ha demostrado que los diccionarios de la Biblioteca de París, Nouv. Adq.Lat., 1296 y 1297, considerados como silenses, fueron copiados durante los siglos XI y XII, respectivamente, del modelo emilianense 46 y en el propio monasterio de la Cogolla. De tal modo que se encontraban todavía a finales del siglo XII en San Millán antes de ser trasladados a su destino silense.

En 1997 la UNESCO incorpora los Monasterios de San Millán de Yuso y Suso a la lista de bienes Patrimonio de la Humanidad, tomando en consideración que son un testimonio excepcional de la introducción y la supervivencia continua monástica cristiana, del siglo VI a la actualidad y por su vital una importancia como el lugar de nacimiento de la lengua moderna española.

Monasterio San Millán de Yuso

En fondo del valle se levanta este monasterio, del cual se dice que se construyó en el lugar exacto donde los bueyes que transportaban las reliquias de San Millán se detuvieron negándose a continuar. Es también conocido como el Escorial de la Rioja. Su estilo es a veces renacentista y a veces barroco. Su construcción se inició en el siglo XI aunque lo que permanece hoy día data del siglo XVI.

En Yuso se conservan las reliquias de San Millán y las de San Felices, en sendas arquetas de oro adornadas con pedrería de oro y marfiles tallados. La biblioteca que este monasterio alberga es una de las más importantes de Europa, no sólo por la enorme cantidad de documentos que recoge sino por la antigüedad y el valor que ellos tienen.

En ella hay más de 300 documentos fechados entre los siglos XI y XV, incunables (libros editados desde la invención de la imprenta hasta principios del siglo XVI), códices de los siglos XII y XIII y mucho más.

Dentro del monasterio hay también una iglesia de tres naves con preciosas columnas corintias y varios cuadros de Juan Rizzi. El retablo mayor es del siglo XVII. El púlpito es de estilo plateresco y el coro grecorromano.

La sacristía, que data del siglo XVI, esta adornada con frescos originales del siglo XVIII. El monasterio permanece cerrado los lunes pero los demás días se puede visitar. La visita guiada tiene un precio general de 3 euros. También cuenta con tienda especializada.

Monasterio de San Millán de Suso

En lo alto de la ladera, entre frondosas hayas y robles se esconde el humilde cenobio de Suso, de construcción visigoda, románica y mozárabe que ha suscitado muchas conjeturas por sus diversos estilos. Se cree que el cenobio, núcleo del monasterio, se empezó a construir en el 550, lo que lo convierte en uno de los más antiguos de España.

Tiene una singular hornacina visigótica que nos remonta a los rituales que allí se celebraban. En su interior se encuentran las cuevas rupestres en donde moraban San Millán y otros anacoretas por el siglo VI. Ellos mismos limpiaron la maleza y se abrieron camino hasta levantar una pequeña capilla en donde hacían sus ceremonias comunales.

Todo esto hace suponer que la fama de San Millán impulsó la vocación eremítica de otros hombres y originó una pequeña comunidad alrededor del lugar donde Emiliano pasó sus últimos años. Sin embargo no se sabe con exactitud qué fue lo que ocurrió realmente desde la muerte del santo en el 574 hasta que se levantó el monasterio completo en el 924.

Las cuevas, rústicas grietas abiertas en la tierra y con muy poco espacio para moverse, les servían de oratorio y habitación en vida y de sepulcro cuando llegaba la hora final. Los enterraban con un sudario y encima les colocaban una pesada losa.

En diferentes niveles, las cuevas del cenobio están pobladas de tumbas que se salen incluso de la estructura propiamente dicha de la iglesia. Los hay trapezoides, enterramientos de costado, de visera, antropomorfos (con la cabeza centrada, en forma de herradura o con el espacio para la cabeza cuadrado).

Se hallaron más de ciento veinte sepulcros, todos ellos, por alguna razón, orientados hacia el oriente. Esta es la única necrópolis en donde se han encontrado seis estilos de sepulcros diferentes. También se encuentran aquí los restos de Gonzalo de Berceo, quien escribiera en este lugar la primera poesía culta de nuestro idioma.

Monasterios de San Millán Yuso y Suso
Año de Inscripción UNESCO: 1997
Inscripción: 805
Provincia: Logroño
Comunidad:La Rioja
Ruta: Religiones
Coordenadas: N42 19 50 W2 52 17
Criterios: C -II, IV VI