Hospital Sant Pau.

Barcelona no es sólo una de las ciudades más interesantes que conozco y que mejor ha evolucionado en los últimos 15 años, sino que alberga 2 nombramientos de Patrimonio Cultural de la Humanidad de 2 grandiosos arquitectos, Antonio Gaudí y Lluis Domènech i Montaner, bajo el paraguas del modernismo, aunque sus estilos no pueden ser más diferentes en mi opinión.


Hospital Sant Pau

Cuando empecé a visitar habitualmente Barcelona por razones de trabajo en 1990 era una ciudad levantada literalmente para preparar los Juegos Olímpicos de 1992, y aunque siempre me ha parecido una ciudad fascinante, le faltaba chispa y era monocultural.

Durante la semana no era fácil encontrar de noche algún lugar con buen ambiente y música en vivo, y sólo en fin de semana se desperezaba y salía a la calle.

A partir de las Olimpiadas, la ciudad cambió radicalmente su aspecto físico, abriéndose al mar que siempre había estado a su espalda, y sobre todo cambió su corazón y su alma, que se fue impregnando lentamente de otras culturas, músicas, idiomas, colores y sabores.

Creo que el ejemplo que mejor retrata este cambio es el mercado de la Boquería, un clásico en Barcelona, en las Ramblas, donde ahora puedes comprar saltamontes fritos, escorpiones, gusanos y otras delicatessen del mundo.


Hospital Sant Pau

Empezó la comunidad cubana que venía huyendo de la opresión en su país, y en Barcelona se manifestó primero en forma de restaurantes, lugares de copas, academias de baile, bares de música en vivo y otras manifestaciones culturales que hacen hoy de Barcelona quizás la ciudad más cubana de Europa; su embajadora es Lucrecia, la cantante cubana, que ya tiene un hijo catalán.


La Pedrera

Continuaron las sucesivas oleadas de latinos escapando de las crisis sociales y/o económicas de sus países: ecuatorianos, colombianos, bolivianos, peruanos, argentinos, uruguayos, venezolanos y brasileños son algunos de los múltiples acentos que puedes escuchar en la ciudad, muchas veces mezclado con el acento catalán que se le pega a mucha gente después de un tiempo viviendo allí.


La Pedrera

La amplia comunidad africana, asiática y de Europa del Este completan la multiculturalidad actual de la ciudad, por muchas manifestaciones de políticos caducados que dicen que “está bien que vengan a trabajar, pero no que se mezclen con los de aquí”.

Por mucho que les pese, ya hay más de un Mohammed Camps o Montserrat Sylnik en un proceso de interculturalidad imparable.

Antonio Gaudí también levantó ampollas en su momento con su estilo arquitectónico fuera de todos los convencionalismos, y su obra inacabada, la Sagrada Familia, va creciendo poco a poco, aunque casi un siglo después de su muerte nunca sabremos si será como él la pensó, ya que gran parte de los planos sólo existían en su mente.

Lo que sí existe en la zona alta de Barcelona es el Parque Güell, un fracaso inmobiliario en su momento, pero que permitió darle a todos los barceloneses y visitantes la posibilidad de disfrutar de un parque que en principio iba a ser privado.


La Pedrera

El domingo que lo visité parecía que toda la ciudad había tenido la misma idea, ya que eran miles las personas que atiborraban el parque a pesar de que no es pequeño.

Además, parte del parque estaba llena de operarios colocando iluminación para lo que supongo era un rodaje o un banquete, ya que la zona de la sala Hipóstila estaba llena de mesas elegantemente decoradas.

El centro de interpretación que está a la entrada del parque nos da las claves sobre el proyecto y ejecución del Parque Güell; está en lo que iba a ser la vivienda del conserje del Parque Güell y muestra el diálogo entre arquitectura y naturaleza que Gaudí estableció como sello de la casa.

El palacio Güell, cerca de las Ramblas, está cerrado por obras hasta finales del 2004, así que la única foto posible es la de sus caprichosas chimeneas de cerámicas de colores, tomada en escorzo porque la calle en que se encuentra el edificio es muy estrecha, y ello provoca que pase desapercibido por mucha gente.


El Palacio Güell

La casa Milá, más conocida como la Pedrera, en el Paseo de Gracia, es uno de los lugares más visitados de Barcelona, y las colas en la puerta son a veces interminables.

Sin duda alguna, el mejor momento para visitarla es el atardecer de un día soleado, porque aunque los interiores del edificio son muy interesantes y han sido muy bien acondicionados para reflejar cómo vivió la familia Milá, antigua propietaria de la casa, lo mejor está en la azotea, como demuestran las caras boquiabiertas de la gente al asomar por la puerta.


El Palau de la Música

Te reciben unos guerreros amenazadores, ya que nadie diría que son chimeneas, aliniados en formación.

Otras chimeneas parecen setas, pero al mirarlas de cerca, vemos que están coronadas por trozos de botellas rotas.

Otra chimenea te mira con los ojos abiertos y una gran boca, como si fuera una estatua africana. En verano funciona como terraza con música clásica en vivo.


El Palau de la Música

También hay un Titán y una gran cruz, pero lo mejor de todo es que les preguntas a otras personas, y cada uno tiene su interpretación de las figuras. En el ático hay un área expositiva sobre la vida y obra de Gaudí.

No tan conocido como Gaudí, pero no menos interesante, es Lluis Domènech i Montaner, un arquitecto que desde su cátedra de la Escuela de Arquitectura de Barcelona fue el gran impulsor del Modernismo, con un estilo entre Art Nouveau e hispano-árabe que lo hace único.


El Palau de la Música

Su obra emblemática es el Palau de la Música, cerca de la Plaza de Catalunya, que desgraciadamente no pude ver por dentro porque el cupo de visitas estaba agotado por varios días en los 3 idiomas en que se hacen, español, catalán e inglés.

Me tuve que contentar con “robar” una foto en la cafetería porque tampoco había entradas para el concierto que se celebraba esa noche. Tiene un restaurante y una terraza que se utiliza en verano.


El Parque Güell

La otra obra de Lluis Domènech i Montaner nombrada Patrimonio de la Humanidad es el hospital de Sant Pau, un inmenso complejo hospitalario, aunque se quedó en la mitad de lo proyectado, 27 de los 48 pabellones, y la obra tardó 30 años en completarse, entre 1901 y 1930.

Está en la zona del Ensanche, cerca de la Sagrada Familia, otra obra que tampoco pudo ser terminada, ya que Gaudí murió atropellado por un tranvía de caballos en 1.926.


El Parque Güell

Es una perfecta combinación de arquitectura artística y práctica, ya que 100 años después del comienzo de las obras sigue cumpliendo su cometido perfectamente, y cuando caminas entre los distintos pabellones, te cruzas con médicos, enfermeras, técnicos y enfermos que, agarrados a sus goteros, pasean para hacer más llevadera su estancia en el hospital.

Sin duda Barcelona tiene muchas obras de los 2 arquitectos que a pesar de no estar incluídas en el nombramiento de Patrimonio de la Humanidad se lo merecerían, como la casa Batlló de Gaudí también en Paseo de Gracia.

Haz clic en el nombre para ver las fotos del Parque Güell, La Pedrera, el Palau de la Música y el Hospital Sant Pau.

¡¡ Hasta Pronto !!

Desde Barcelona, 2 de Octubre de 2004