La puerta del Alcázar

Aunque les duela a mis paisanos gallegos de Lugo, hay que reconocer que la mejor (o mejor conservada) ciudad amurallada de España es Ávila.

Miguel de Unamuno escribió “Viendo Ávila se comprende cómo y de dónde se le ocurrió a Santa Teresa su imagen del castillo interior”.

Una morada envuelta por una sólida muralla de 2,5 Km de perímetro, 88 torreones, más de 2.500 almenas, y nueve puertas que dan paso a una espléndida ciudad medieval.


La muralla de Ávila

Otra cita, esta de Francisco Grand Montagne, dice que “Como ninguna otra ciudad de la tierra, Ávila invita al descanso, a la contemplación y al ensueño”.

Sin duda la define bastante bien, y aunque hoy es casi imposible encontrar una ciudad donde los coches no se hayan hecho dueños y señores, en Ávila parece que les cuesta encontrar su lugar entre tanta historia, mansiones, iglesias, conventos y monasterios.


Altitud de Ávila

“Tierra de Cantos y Santos”, como la definió la reina Juana, Ávila tiene en Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Pedro de Alcántara y otros místicos a algunos de sus principales personajes históricos, que le dan ese aire contemplativo que nos asalta en cada rincón de la ciudad.

Es la capital española construida a más altitud, 1.130 metros, y a buena fe que eso, el río Adaja y la cercana Sierra de Ávila la convierten sin duda en la capital más fría en invierno.


Catedral de Ávila

Menos mal que cuando la visité en un lunes otoñal no iba desprevenido como cuando fui a Segovia, y mi gore-tex aguantó perfectamente los 4 grados de temperatura.

Aunque ya haya terminado, la exposición Testigos, Las Edades del Hombre, en la catedral de Ávila, por suerte sigue teniendo su espacio en el mundo cibernético y la web nos puede dar unas cuantas claves sobre la religiosidad de estas tierras.

Como suele ser habitual, los lunes no es un día recomendable para visitar Ávila, ya que la mayoría de los museos están cerrados, también el Convento de Santa Teresa, y la muralla cierra su adarve y no podemos recorrer sus almenas y torres, así que nos tenemos que limitar a su recorrido exterior y/o interior, unos 5 kilómetros en total.

Esta es una de las grandes diferencias de Ávila con otras ciudades amuralladas, que se puede circular libremente, con paseos, plazas y no como en Lugo que utilizaron la muralla para ahorrarse una pared de la vivienda y hasta hay casas que tienen la entrada por el adarve.


El Convento de Santa Teresa

Las visitas turísticas se suelen dividir en 3 tipos de rutas:

– Ávila monumental, que incluye la Catedral, el monasterio de Santo Tomás, el museo Provincial, y el palacio de los Serrano

– La Ruta de Santa Teresa, con los conventos de Santa Teresa, San José y Mosén Rubí, el monasterio de la Encarnación, el centro del Misticismo, y la iglesia de San Juan Bautista.


San Juan de la Cruz

– La Ruta del Románico, con la subida al adarve de la muralla, la Basílica de San Vicente, las iglesias de San Pedro, San Esteban, San Nicolás y San Andrés, y la ermita de San Segundo.

En la gastronomía, castellana 100% y adaptada al duro clima, destacan las judías de Barco de Ávila, las carnes abulenses de ternera, cochinillo y cordero, las truchas del río Tormes, las patatas revolconas, el cocido morañego o los embutidos.


Torres de la muralla

De postre, las famosas yemas de Ávila o de Santa Teresa, de claro origen árabe por lo dulces que son, o las torrijas, amarguillos, huesillos, natillas, jesuitas o empiñonados.

Para tener una fantástica vista de la ciudad y sus murallas en toda su extensión, el mirador de los 4 Postes, en la carretera a Salamanca después de atravesar un puente romano, es sin duda el lugar, aunque el viento gélido y la punzante lluvia hicieron que mi estancia allí fuera la mínima y necesaria para hacer una foto panorámica

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Si quieres ver la ruta hecha para llegar de Madrid a Ávila, visita Vía Michelín.

¡ Hasta Pronto!

Desde Ávila, 18 de Octubre de 2004

 


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