Amanecer con la Torre de Hércules al fondo.

Si la navegación entre La Coruña y Ribadeo fue agitada por el mar de fondo, el recorrido por carretera no puede definirse de otra manera que revirado.

Los 150 Km que separan las 2 localidades yendo por la carretera general se duplican con creces si hacemos el recorrido por los 10 faros de primer orden del norte de Galicia, más algunos extras que a pesar de no ser de primer orden tienen interés, como el faro de Oza en La Coruña, el de la Palma en Ferrol y el de Cedeira en Punta Robaleira.


El faro de Oza, entre la maleza

El día amaneció en La Coruña con un cielo estilo «Lo que el viento se llevó», así que me fui al paseo marítimo, a la zona del Portiño, desde donde se tiene la mejor perspectiva sobre la Torre de Hércules, libre de edificios que la oculten, y la recompensa fue una de esas fotos con cientos de tonalidades rojas, naranjas y azules.

Como el clima es tan cambiante en Galicia, un rato después estaba lloviendo.

 


Panorámica del Castillo de La Palma

 

 


El faro de Oza, entre la maleza

La que parece cambiante también es la preocupación de las autoridades por la preservación del patrimonio histórico, ya que cuando fui a visitar el faro de Oza, que marcaba la antigua enfilación de entrada en La Coruña, la maleza abrazaba el edificio como una amante posesiva que tuviera miedo de que fuera a cambiar de emplazamiento.

Las obras del dique de abrigo que protege la entrada a la bahía de La Coruña, terminadas en 1955, obligaron a cambiar la enfilación del faro, construido en 1917, y finalmente quedó fuera de servicio en 1963.


El faro de Cabo Prior

Quedó abandonado durante varios años, y me alegré cuando en 1997 fue restaurado por la Autoridad Portuaria de La Coruña, aunque parece que desde entonces nadie se ha pasado por allí a adecentarlo.

La veleta está doblada, y en vez de marcar los vientos, señala al cielo, como si indicara que el faro ha pasado a mejor vida; la escalinata de acceso al faro está cerrada y llena de maleza y basura, lo que obliga a dar una vuelta de más de 1 Km para llegar al faro, rodeado de una fea valla metálica a modo de jardinera, ya que fuera de ella la hierba del campus universitario de Oza está cuidada y recortada, mientras que dentro de la valla la vegetación está desmelenada.

 


Panorámica del Cabo y faro Prior

 


La luz de Prior

En Mera, a menos de 1 milla por mar de La Coruña, pero a 15 Km por carretera, hay 2 faros que sirven de enfilación para entrar en La Coruña, uno de mis rincones preferidos, sobre todo para ver la puesta de sol sobre La Coruña.

La casa del farero se convertirá pronto en unidad medioambiental de la Xunta, y con la ampliación del paseo marítimo de Mera seguro que la zona se popularizará mucho.


El faro de Frouxeira

De La Coruña a Ferrol tenemos 2 opciones por carretera, la autopista inaugurada recientemente, pero sólo se la recomiendo a los que tengan prisa, porque la carretera antigua, que va pegada a la costa gran parte del tiempo, es preciosa, pasando por Miño y Pontedeume.

Antes de llegar a Ferrol, en la carretera que va a Mugardos, tenemos el Castillo y el faro de La Palma, a unos 50 metros del castillo.

 

 


Panorámica del faro Frouxeira

 


Fotografiando el faro de Ortegal

El faro marcaba, con el de Prioriño Chico al otro lado de la ría, las entradas a la estrecha ría de Ferrol, y el castillo, junto con el de San Felipe también al otro lado, tenía como objetivo la protección militar de la ciudad, enclave estratégico en el pasado.

Tan estrecho es el paso en esta zona que se ponía una cadena de lado a lado para impedir el paso de buques en época de guerra.


El faro de Candieira

Para llegar a Prioriño Chico, tan cerca que se podría cruzar a nado, hay que dar una vuelta de unos 20 kilómetros, bordeando toda la ría y ciudad de Ferrol, tomando la carretera que lleva a la zona donde se está construyendo el nuevo puerto exterior, una obra que prácticamente ha engullido el faro y las torres de comunicación que hay en su entorno, y llegar a él no es fácil, ya que los carteles son bastante confusos.

 


Panorámica del faro Candieira y su entorno

 

 


Baliza en Bares

La carretera entre Prioriño, Prior, Frouxeira y Cedeira pasa por algunas playas espectaculares, como la de Pantín, adorada por los amantes del surf, la de Frouxeira y la de Doniños, más familiar.

El faro de Prior, a más de 100 metros de altura sobre el mar, impresiona por su entorno, con una escalinata que baja hasta las rocas, no muy recomendable en días de fuerte viento. Al lado del faro una cruz recuerda a un muerto y le da un toque dramático al ya de por sí acongojante entorno.


Faro de Estaca de Bares

Por una carretera más llana y desprovista de vegetación se llega al faro de punta Frouxeira, una torre blanca modernista, de 30 metros de alto a añadir a los 75 del promontorio en que se encuentra.

Inaugurado en 1994, es el penúltimo faro construido en Galicia. Si has conseguido sobrevivir a los vientos en Prior, aquí lo tienes más crudo, porque no hay ningún lugar donde resguardarse de los elementos.

De Frouxeira a Cedeira no hay más faros, excepto el propio de Cedeira, de 1862, uno más de los muchos encantos que tiene esta villa marinera, sobre la que no puedo ser muy objetivo, ya que pasé allí los veranos de mi infancia, en una época en la que hacer el recorrido de La Coruña a Cedeira en coche de una tirada era una aventura.

El pueblo ha cambiado mucho, pero hasta diría que para bien, pues ahora consta de un paseo marítimo, la playa está muy cuidada, se ha salvado de la especulación urbanística, y se come de fábula, con especialidades que encuentras en todos los restaurantes, como el bonito en rollo y el rape con guisantes.


Faro de Roncadoira y el Fin del Mundo

Fue sin duda el lugar perfecto para pasar la noche, animada además porque en Pantín se celebra una prueba del campeonato del mundo de surf, y el pueblo estaba lleno de extranjeros, «que hablaban muy raro», como me dijo la señora del hostal en el que me alojé, agobiada por tanto trabajo extra.

A partir de Cedeira se encuentra una de las pocas zonas de Galicia que se ha salvado de los incendios forestales, quizás porque la gente que viene aquí ama tanto esta zona que la cuida al máximo.


Faro de San Ciprián

Aquí hay todavía caballos salvajes y se hacen los famosos curros o capeladas, la reunión anual de los caballos, que se atraen a corrales para cortarles las crines, algo que no les debe gustar mucho y da lugar a imágenes espectaculares entre mozos y caballos.

Aquí también se celebra la romería de San Andrés de Teixido, a la que «va de muerto el que no fue de vivo», al lado de algunos de los acantilados más altos de Europa.

Excepto a los devotos, recomiendo ir un día diferente al de la romería, ya que los atascos en la estrecha carretera que une Cedeira con San Andrés de Teixido son monumentales.


Las Catedrales

Punta Candelaria queda muy cerca, y la llegada impresiona, porque parece que la carretera termina en el mar, y al llegar a su punto más alto, ves el faro a 1 Km, al que se llega por una carretera enrevesada y estrecha que acaba allí.

Es famosa la historia de un camionero alemán que se perdió con su trailer y llegó hasta el faro, pero ya no pudo dar la vuelta, y se quedó una semana allí hasta que lo pudieron rescatar.


Bóveda en las Catedrales

A 100 metros de altura, es de los pocos faros que todavía tiene su vivienda habitada, y si algún día la alquilan, no me importaría pasar un tiempo allí, viendo el mar romper en los acantilados 100 metros más abajo, y saludando a los miles de gaviotas que hacen sus prácticas de vuelo aquí.

El faro de Ortegal, al que se accede desde el pueblo de Cariño, no tiene ningún encanto, de hecho es una simple torre cilíndrica, inaugurada en 1984, de 12 metros, eso sí, a 125 metros de altura s.n.m. y rodeada de bajíos, los famosos aguillons, y acantilados en los que el mar escala hasta alturas increíbles.

En la torre, en el lado mirando al mar, para que se enteren los navegantes, hay una pintada que dice «isto non é Espanha».

Dejando la pintada nacionalista, el siguiente faro se encuentra en el lugar más al norte de España, la Estaca de Bares, y el punto de separación entre el Océano Atlántico y el mar Cantábrico, que pugnan por la supremacía de las aguas con un recital permanente de espuma blanca en esta zona.


Faros en Isla Pancha

Además del faro, es recomendable visitar el antiguo semáforo de Bares, llamado así porque albergaba una estación de señales electro-semafóricas, hoy reconvertido en un coqueto hotel de nombre Semáforo Bares, con sólo 6 habitaciones y unas vistas privilegiadas gracias a estar situado en la cima del monte, a 200 metros de altura s.n.m.

El siguiente faro, ya en pleno Cantábrico, es el de Roncadoira, al que no es nada fácil llegar, ya que en esa zona hay decenas de pistas y carreteras en la que acabas haciendo una ruta circular y regresando al punto de partida.


Mapa de los faros dependientes de Ferrol-San Cibrao

Después de preguntar varias veces, llegué al faro al mismo tiempo que se escenificaba el fin del mundo, o al menos eso parecía, ya que desde el faro se veía un cielo gris cubierto de nubes entre las que se abría paso trabajosamente el sol en forma de rayos que iluminaban el mar de una manera casi sobrenatural.

Estuve un buen rato a ver si oía una voz del tipo «Ha llegado la hora del Apocalipsis, y pagareis por vuestros pecados», pero por suerte lo único que oí fue el viento zumbar en mis oídos.


No respetan ni el cartel

El faro de San Ciprián, San Cibrao en gallego, se llama en realidad Punta Atalaya y tiene 2 torres prácticamente pegadas, la más antigua adosada a la vivienda del farero. Fue construida en 1864 para ayudar a los barcos que llevaban materias primas para la fábrica de cerámicas de Sargadelos.

Esta luz fue insuficiente cuando se construyó la fábrica de Alúmina, que requiere un gran movimiento de buques, y en 1979 se inauguró la nueva torre con un alcance de 20 millas.

Antes de llegar a Ribadeo, hay que hacer una parada obligatoria en la playa de Las Catedrales, nombrada reserva natural por la Xunta en 2005.


El faro antiguo y el cartel informativo

Desde mi última visita la zona ha cambiado mucho, han puesto unas pasarelas de madera a lo largo de la costa, y un aparcamiento para los cientos de personas que ahora se acercan a visitarlas.

En marea baja se puede caminar por la playa entre los arcos y las torres que le han dado el nombre de Las Catedrales, pero hay que tener mucho cuidado, porque con marea alta podemos quedarnos aislados en unos momentos.

El último faro en Galicia se encuentra en una pequeña isla unida a tierra por un puente de cemento, en la entrada de la ría de Ribadeo, y también tiene 2 torres.

La isla Pancha, que así se llama, es de 1859 y tiene un alcance de 21 millas.

El entorno del faro ha sido habilitado como parque y paseo marítimo, con un mirador sobre la isla, y en el camino hacia el pueblo se encuentran las ruinas de un muelle de carga y del castillo de San Damián, además del albergue de peregrinos, antigua cafetería mirador sobre la ría.

Ribadeo merece una pausada visita, para ver sus edificios modernistas, sus plazas, y el entorno de la ría, con Castropol y Vegadeo justo al otro lado, y Tapìa de Casariego muy cerca.


Vista aérea de Castropol

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¡¡ Hasta Pronto !!

Desde La Coruña, 3 de Octubre de 2005