Anfiteatro de Tarraco.

Tarragona fue una de las ciudades más importantes del imperio romano, y basta con dar un paseo por ella para percatarse de la grandiosidad de algunos de sus monumentos, como el anfiteatro, el circo romano y la Torre Pretoriana del Forum, convertida en residencia real en el s. XIV.

Hasta 14 monumentos están incluidos en la catalogación de Tarragona como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


Fórum de Tarraco.

Los restos de las murallas romanas dan cuenta de la importancia estratégica de Tarraco para los romanos y su expansión por la provincia de Hispania. Su altura debió desanimar bastante a los enemigos de Roma

La disposición arquitectónica de Tarraco estuvo condicionada por los desniveles del terreno, y los romanos desarrollaron un ingenioso sistema de terrazas que les permitió aprovechar al máximo las laderas que descienden hasta el mar. Esto ayudó a la importancia estratégica de Tarraco, ya que cualquier nave en el horizonte era avistada desde muy lejos.


Murallas de Tarraco.

El circo debió ser un impresionante edificio, con más de 300 metros de largo, y uno no puede dejar de pensar en las carreras de cuadrigas de Ben-Hur y la multitud apostando y rugiendo durante las carreras.

El anfiteatro, situado muy cerca del mar en una zona alta, también debió ser un excepcional lugar donde ver las luchas de gladiadores, los espectáculos con fieras, y otros a los que eran muy aficionados los romanos, la ejecución de los delincuentes y enemigos del imperio, a veces quemados vivos.


Tarraco imperial

La mayoría de los monumentos romanos están concentrados en torno al casco histórico de Tarragona, pero hay algunos interesantes que se encuentran en las afueras.

Entre ellos está el acueducto de Les Ferreres, responsable de traer el agua a Tarraco, la Torre de los Escipiones, monumento funerario, y el Arc de Berà, un arco honorífico del s. I a.C. situado en la Vía Augusta.


Ruinas en Tarraco

En el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona podemos admirar mosaicos, esculturas y objetos de la vida cotidiana en la Tarraco del imperio romano, que nos permiten hacernos una idea bastante completa de la vida en aquella época.

La ciudad también conserva bastantes elementos medievales de su época gótica, con arcos en varias zonas de la ciudad, especialmente en el barrio judío.


Catedral de Tarragona

Aunque no es Patrimonio de la Humanidad, la catedral de Tarragona bien merece una visita; construida sobre los sillares de un antiguo templo romano del s. I d. C., comenzó su construcción en el s. XII, 1171, con la donación testamentaria del arzobispo Hug de Cervelló.

La catedral fue consagrada en 1331, lo que supone “sólo” 160 años de ejecución de la obra, un corto período comparado con la Catedral de Burgos, Santiago de Compostela y otras.


Catedral de Tarragona

La catedral mezcla la arquitectura gótica con elementos escultóricos románicos y ornamentos árabes, todo ello combinado con gran armonía.

El claustro es muy hermoso, aunque ahora está en obras, y conté hasta 31 capillas en la catedral, casi se quedan sin santos a quien consagrarlas; la de Corpus Christi era la antigua Aula Capitular del s. XIII, y en el s. XIV se construyó un ábside dedicado al Corpus Christi.

Forma parte del Museo Diocesano, que, junto con el antiguo refectorio de canónigos y la Sala Capitular, tienen una fantástica colección de tallas, tapices, esculturas y objetos litúrgicos.

En la sala del Tesoro, el artesonado mudéjar del s. XIV te deja el cuello dolorido porque te quedarías horas mirándolo.


Catedral de Tarragona. Capilla

El campanario es magnífico, elevado más de 70 metros sobre el suelo, y con 15 campanas en total, la más antigua de 1330, y la más grande, llamada la Capona, pesa 5.188 kilos y es de 1509.

Es una pena que no se pueda visitar, aunque si empiezan a sonar las campanas mientras estás arriba seguro que quedas sordo para una temporada.

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¡¡ Hasta Pronto !!

Desde Tarragona, 4 de Octubre de 2004