¡ Hasta Pronto Brasil !

La primera parte de mi viaje a Brasil ha terminado, y he cruzado a Argentina por la frontera donde está esa maravilla de la naturaleza que es Iguazú, que ya conozco, pero a la que no me importa volver las veces que sea, siempre me producen fascinación, y en cada época del año son diferentes.

La garganta del diablo en Iguazú

La garganta del diablo en Iguazú

Mi cruce de la frontera fue accidentado, parece que los que no viajamos en coche o autobús no existimos, y tuve que caminar bajo un sol de justicia los 6 km que separan las 2 aduanas, nadie me paraba porque suponían que era un contrabandista peligroso.

La cola para entrar en Argentina no se movía, porque llegaban contínuamente conductores de autobuses con los 50 pasaportes de sus ocupantes y se la saltaban, y yo tuve que sacar mis conocimientos de viajero habituado a cruzar fronteras para dirigirme a un aduanero joven, de los que aun no ven a los mochileros como peligro potencial para la patria, y le pedí que me sellara el pasaporte porque sino tendría que plantar la tienda de campaña allí, y lo hizo con mucha amabilidad y cortesía.

He tenido la oportunidad de ver las nuevas pasarelas de la garganta del Diablo en el lado argentino, que hace 2 años se las había llevado una crecida del río. Estar colgado mismo sobre la catarata, con ese sonido atronador y el agua cayendo hacia arriba, ya que es tal el volumen y el ímpetu del agua, que la columna de vapor supera la altura misma de la cascada, es una sensación indescriptible.

Además, es un buen lugar para reflexionar sobre el mes pasado en Brasil, que acomete un proyecto que ha ilusionado a la población brasileira y a gran parte del mundo, y que puede ser un revulsivo para la precaria situación que sufren muchos países en latinoamérica.

Luiz Inácio Lula da Silva, Lula para los amigos, asumió la presidencia de la décima potencia del mundo el 1 de enero de 2003, en la capital, Brasilia, con un discurso que escuché por la radio, y en el que anunció la creación de un programa llamado fome zero, hambre cero, que tiene como objetivo erradicar el hambre en Brasil, un país en el que 44 millones de sus habitantes, un 25%, sobreviven con menos de un dólar al día.

El progama entra en funcionamiento el 1 de febrero, e incluye la creación de Bancos de alimentos, y la donación de los excedentes de comida de organizaciones y cadenas hoteleras. En su primer discurso como presidente, Lula señaló que “si al cabo de los próximos cuatro años cada brasileño puede desayunar, almorzar y cenar todos los días, habré realizado la misión de mi vida”. Y prometió: “La lucha contra el hambre será una causa nacional”.

Espero que después del hambre venga la educación, yo creo que es la clave, porque con el programa hambre cero das un pescado, pero con educación enseñas a la gente a pescar.

Una de las primeras medidas tomadas fue aplazar la compra de cazas militares por un valor de 760 millones de dólares. Enseguida se fue con todos sus ministros a recorrer el nordeste brasileño, la zona más deprimida del país, que sufre un gran sequía desde hace años, y que es propiedad en gran parte de terratenientes que están anclados en el pasado y tratan de mantener sus privilegios feudales.

Según Unicef, las 150 ciudades brasileñas con mayor tasa de desnutrición se hallan en esa región, y esa lacra afecta al 33,66% de los niños menores de cinco años. Asimismo, el analfabetismo en el nordeste es del 26,6%, el doble que el promedio nacional de Brasil.

Su gabinete ministerial es muy hetereogéno, de diversas extracciones políticas y sociales, y con presencias tan exóticas como Gilberto Gil, Ministro de Cultura, que es como si en España nombraran a Serrat o Sabina para el cargo. Un golpe de efecto que ha dado recientemente consistió en asistir al Foro Mundial Económico de Davos en Suiza, que reune a la élite económica mundial, donde dijo que «el hambre no puede esperar» y que «el nuevo orden mundial tiene que incluir el desarrollo y crecimiento del tercer mundo».

Asistió también al llamado Foro Antiglobalización de Porto Alegre, Brasil, o Foro Social Mundial, que reunió más de 75.000 personas, donde dijo que el «mundo necesita paz y comprensión, no guerra», lo que aparentemente le pone ya en la lista de negra de Bush, hay que recordar que dijo delante de todo el mundo «el que no está con nosotros, es nuestro enemigo». El tiempo dirá quién tenía razón.

En Brasil he aprendido que en una «borracheria» no se bebe, sino que se arreglan los neumáticos, que los coches se «duchan» en los lavacoches, que un «refrigerantem» no se le pone al coche sino que es una bebida refrescante, que además hay que mantener «resfriada» o en la nevera, que los «funcionarios» son empleados normales y no del gobierno, que el «presunto» no es implicado, sino jamon de york, que cuando la gente te dice tengo un «negocio» es una cosa, y que si algo es «ilegal» no es que esté prohibido por la ley, si no que no es correcto, todo lo contario de «tudo legal», que significa «todo bien».

En los postes de alta tensión pone «perigo de vida» y no de muerte, distintas maneras de ver las cosas. También me ha perseguido el «aserejé» en versión portuguesa, que es más insufrible que en español, y me recordó que en 1997 la Macarena me persiguió por toda África, todo el mundo me pedía que les enseñara el bailecito cuando se enteraban de que era español. Con esta cultura musical y la programación de TVE Internacional, no me extraña que se tenga la imagen en muchas partes del mundo de una España de pandereta, toros, siesta y fiesta.

El optimisto reinante en Brasil contrasta con la situación en Argentina. En mi tercera visita a este maravilloso país, me he encontrado con que la desesperanza, con razón, se ha adueñado de los argentinos, un pueblo que sufrió dictaduras militares sangrientas, y que ahora ha visto como, con el apoyo de sus gobernantes, sus ahorros se volatilizaban con los famosos «corralito y corralón», mientras que el día anterior a la liberación de la paridad peso dólar, más de 150 camiones blindados abandonaron el país con las fortunas de los ricos, que ahora vuelven al país cuadriplicadas.

Hace 2 años escribí que los argentinos eran «sudamericanos que hablan español con acento italiano y se creen franceses», y a esto hay que añadir ahora que «tienen una moneda oficial, el peso, pero cobran en 14 monedas de juguete y piensan en dólares», ya que cada provincia ha emitido su propia moneda, que no es aceptada en las demás, e incluso en muchos comercios de su propia provincia. Personas que antes pertenecían a clases acomodadas, ahora ven como les cortan el teléfono por falta de pago, y sus ahorros, planes de pensiones e inversiones no valen nada.

Lo más increíble de esto es que todo el mundo dice que si se presenta Menem a las elecciones, volvería a ganar, dicen que con él se vivía mejor, cuando en realidad lo que vivían era en un mundo de fantasía, mientras Memen vendía «las joyas de la abuela» o directamente metía mano en la caja para volar a Suiza después. Si esto sucede, acabaré pensando que los argentinos, cuyo nombre viene de la plata o argenta, deberían cambiar el nombre de su gentilicio por «Argen-timo».

La política argentina es como un carrusel que da vueltas sin parar, que se mueve pero no cambia, siempre dirigido por los mismos políticos, que no permiten que se suba nadie más.

lulaendavos

 

Espero que esto no suceda, amo a este país y sobre todo a las maravillosas personas que aquí he conocido.

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¡¡ Hasta Pronto !!

Desde Puerto Iguazú, Argentina

Cataratas Iguazú Iguaçu