Centros Arqueológicos de Cusco

En los alrededores de Cusco, subiendo una empinada cuesta que lleva primero a la iglesia y mirador de San Cristobal, llegamos al complejo arqueológico de Sacsayhuamán.

Sacsayhuaman y al fondo Cuzco

Sacsayhuaman y al fondo Cuzco

Engloba 33 lugares arqueológicos, uno de los cuales es la conocida «Fortaleza de Sacsayhuamán».

El cronista mestizo Inca Garcilaso de la Vega señala que la obra se hizo en cincuenta años, iniciándose en la época de Inca Yupanqui.

El encaje perfecto de las piedras incas

El encaje perfecto de las piedras incas

Garcilaso menciona tres torreones que siguieron en pie hasta después de la llegada de los españoles al Cusco.

El torreón central, llamado Muyuj Marca («lugar redondo») fue residencia de los Incas, de sus paredes colgaban planchas de oro y plata, estaba conectado a través de pasadizos subterráneos dispuestos en forma de laberinto, y estaba dotado de una fuente de abundante agua saludable. El segundo torreón fue Paucamarca («lugar alegre»), y el tercer torreón fue Sallajmarca («lugar áspero»).

Llama pastando

Llama pastando

Los tres torreones se ubicaban en línea recta en la cima del cerro, y desde sus ventanas se divisaba la ciudad del Cusco. Cada 24 de junio se celebra en este parque la fiesta de Inti Raymi, o Fiesta del Sol, de carácter agrario y religioso.

Adosado, en un ejemplo de interculturalidad, está el Cristo Blanco, similar al de Río de Janeiro en su gesto, que no en su majestuosidad y ubicación, y aquí viene el dato curioso, donado a la ciudad de Cusco por la comunidad árabe-palestina en 1944. En sus alrededores pastan tranquilamente las llamas, saboreando los verdes prados que caracterizan estos fértiles valles.

Túnel y piedra de sacrificio en Q'enqo

Túnel y piedra de sacrificio en Q’enqo

A un tiro de piedra está el complejo arqueológico de Qenko, construido en la época Inca, alrededor del año 1500 d.C.

El paisaje circundante al monumento tiene poca vegetación con predominio del ichu.

Qenko («laberinto» en quechua) es considerado un lugar de culto en donde se realizaban ceremonias en honor del Sol, la Luna y las estrellas. En él se encuentra un túnel excavado en la piedra donde encontramos un altar de sacrificios, con varias entradas y salidas.

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Vista de Pukapukara

Vista de Pukapukara

A 4 km, en la carretera a Urubamba, está el complejo arqueológico de Pukapukara, que en su parte occidental tiene una pequeña plaza.

Al lado opuesto se levanta un edificio de considerable altura cuya principal característica es su estratégica ubicación ya que domina todo el territorio circundante, marcado por las montañas, el río Urubamba, y un hermoso valle al que no se le ve fin.

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Tambomachay

Tambomachay

A sólo 1 km de Pukapukara está el complejo arqueológico de Tambomachay, construido alrededor del año 1500 d.C.

Está estrechamente vinculado a Pukapukara, y tuvo una función religiosa vinculada a la importancia del agua para el cultivo y regeneración de la tierra en las labores agrícolas.

Tiene varias fuentes y acueductos tallados en piedra.

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Asamblea en Chinchero

Asamblea en Chinchero

A unos 30 km. de Cusco, en la carretera a Urubamba, está el Pueblo de Chinchero, a 3772 msnm, con un complejo arqueológico Inca, y una Iglesia colonial con pinturas de la Escuela Cusqueña.

Los domingos funciona un mercado típico donde se realiza el trueque. El día de mi visita había una asamblea en la plaza porque iban a sortear los puestos del mercado, pintados y numerados con tiza blanca, y de no más de 1 metro cuadrado.

Las mujeres pululaban alrededor mirando probablemente sus antiguos puestos y preguntándose qué nuevo lugar les tocaría.

Como en casi todas partes en el mundo, el porcentaje de hombres que vende en los mercados es mínimo, es un típico trabajo de mujer, muy duro, porque están con sus bebés, pasan muchas horas a la intemperie, comen y cambian a los niños allí mismo, a veces para vender una baratija en horas.

El mundo en una mirada

El mundo en una mirada

La asamblea estaba muy animada, medio en español, medio en quechua, con intervenciones contínuas de la gente, que llamaba compañeros a los demás.

Había unas 200 personas, gran parte mujeres con sus niños a la espalda, que no perdían el tiempo y estaban tejiendo mientras escuchaban a sus compañeros.

Es muy habitual que sean las mujeres las que conserven la vestimenta tradicional, mientras que los hombres han adoptado el casi universal uniforme de camiseta de equipo de fútbol.

Perú no es la excepción, las mujeres llevan sombreros o tocados multicolores, con el pelo negro muy largo en dos trenzas que atan en la parte inferior, y llevan varias faldas superpuestas, además de la omnipresente manta de colores que sirve tanto para llevar al bebé como para todo tipo de mercancías.

Ruinas de Chinchero

Ruinas de Chinchero

A la hora del sorteo empezó a chispear, en ese momento yo estaba en las ruinas, y como el cielo me daba mala espina, regresé hacia el pueblo; justo cuando llegaba empezó a granizar fuertemente y la gente se refugió en la iglesia.

Yo pude alcanzar una puerta inca de piedra, que ha sobrevivido a miles de tormentas, terremotos y a la expoliación arqueológica, que me sirvió de protección hasta que la tormenta amainó.

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El colorista mercado de Pisac

El colorista mercado de Pisac

Al día siguiente, a pesar de que había llovido toda la noche, tomé un bus para Pisac, a unos 30 km. de Cusco, por una carretera espectacular, pero con la lluvia que caía más bien era «acongojante».

Un error o fallo mecánico significaría caer unos 300 metros en vertical, y la facultad de volar todavía no la tengo muy desarrollada. La línea de autobús se llama Caminos del Inca, así que espero que su experiencia valga de algo.

Madre e hija en mercado de Pisac

Madre e hija en mercado de Pisac

El mercado dominical de Pisac es muy famoso, pero los martes, jueves y sábados también hay mercado artesanal, más orientado a los turistas, como descubrí enseguida al ver la cantidad de buses que había.

En la plaza donde se desarrolla el mercado el espacio libre es mínimo, los puestos se arraciman, cubiertos con plasticos para evitar la lluvia, y cargados con todo tipo de productos multicolores.

Flor en ruinas de Pisac

Flor en ruinas de Pisac

La plaza tiene varios restaurantes, en uno de ellos vi escrito «espresso madrileño», y como era la primera vez que oía tal cosa, entré a preguntar; me dijeron que era café con coñac, vamos, un carajillo.

Pedí un espresso normal aunque por la humedad y el frío quizá me vendría bien el carajillo, pero la montaña que tenía que subir para visitar las ruinas incas demandaba el 100% de mis sentidos. Pagué la abusiva cantidad (malditos turistas, hacen subir todos los precios) de un euro.

Típica puerta inca

Típica puerta inca

Comienzo a remontar la escalinata de piedra, me sorprende no sentirme fatigado, y cuando llego a la caseta de control de entrada y le preguntó a la chica, descubro que es porque Pisac está por debajo de 3.000 metros, y yo llevo casi una semana a 3.400.

Me siento un «Super-vagamundos», y subo en plena forma. Los incas hicieron un trabajo increíble con la montaña, ya que a pesar de ser muy inclinada, la «aterrazaron» casi completamente, con muros de piedra que todavía hoy resisten perfectamente.

La ubicación de la fortaleza inca no es caprichosa, está en la encrucijada de 2 valles, y muy cerca del río Urubamba, con una vista del entorno completa, lo que en caso de ataque les daba una gran ventaja.

Llegar hasta la cima del monte no es una broma, cuando crees que ya estás porque has visto las ruinas de algún edificio, descubres que hay otro más alto, y así sucesivamente; por suerte la lluvia amaina y la recompensa de las vistas compensa todas las humedades del cuerpo, las externas y las internas, ya que sudo copiosamente por causa de la subida y de las varias capas de ropa que llevo.

Vista desde la cima de Pisac

Vista desde la cima de Pisac

En la última cima tengo que trepar como una cabra montesa, y cuando me encuentro en una estrecha roca, con un suave viento azotándome la cara, pienso que daría en ese momento cualquier cosa por ser un cóndor y poder saltar para volar por esos valles y montañas tan maravillosos.

Como no es posible, lo hago con la imaginación y me dedico a la más prosaica tarea de hacer una panorámica completa intentando no dar un traspié y en vez de hacer el cóndor quedarme «con-dor-lido» por el golpe.

Casas al borde del abismo

Casas al borde del abismo

Machu Picchu es sin duda el lugar inca más conocido, a ello contribuyó sin duda el «redescubrimiento» en 1911.

Lugares como Pisac no le van a la zaga en belleza, ubicación e importancia estratégica, pero como no llegaron a ser abandonados completamente como Machu Picchu, no gozan de la misma fama. En la arqueología también se aplica el marketing.

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Pareja de ancianos en la combi

Pareja de ancianos en la combi

Mi última visita arqueológica fue Ollantaytambo, «Ollanta» la llaman para abreviar, que está en camino a Macchu Picchu.

Si queremos ahorrar la opción del tren, que es carísimo, tenemos que ir desde Cusco a Urubamba en bus, y en Urubamba tomar una Combi, en total unos 80 km. En la combi nos apretujamos 15 personas, y va una pareja de ancianos con sus ropas andrajosas y sucias, pero que portan una gran dignidad en su mirada.

Las ruinas incas de Ollanta

Las ruinas incas de Ollanta

Ollanta sí que me parece que ha cambiado poco desde mi visita en el 98, aunque los ahora omnipresentes carteles de Internet no estaban entonces.

El pueblo y las ruinas están encajonados entre 2 valles que se une, con el río Urubamba bajando muy crecido, lo que provocó que durante varios días no funcionara el tren a Machu Picchu, ya que el agua se llevó parte de la vía, lo que no me extraña en absoluto, ya que la vía va pegada al río en gran parte de su recorrido, y yo mismo veo que en algunos lugares está a menos de 1 metro del agua.

Guerrero inca en la plaza de Ollanta

Guerrero inca en la plaza de Ollanta

La plaza de Ollanta alberga un pequeño mercado, donde nos deja la combi, y de ahí voy hacia las ruinas aprovechando que sale el sol.

En el centro de la plaza hay una estatua de un orgulloso guerrero inca mirando al horizonte, probablemente pensando en el gran imperio que construyeron y perdieron en tan poco tiempo. Me pregunto qué hubiera pasado con esta cultura si Colón no hubiera llegado a América.

Al llegar a las ruinas una vez más me maravillo del trabajo hecho por los incas, porque acarreaban enormes piedras desde grandes distancias, que elevaban hasta lugares muy altos, para tallarlas luego primorosamente.

Toda la ladera del monte está aterrazada, y en el monte de enfrente se observan pequeñas edificaciones que debían servir como torres de vigilancia.

Busqué y pregunté sin éxito por Héctor, un inca que el año 98 me regaló una preciosa cruz inca que desgraciadamente perdí un tiempo después. Hablaba un español muy precario y vendía artesanía en las ruinas. Le hice de traductor al inglés de las historias que contaba para un grupo de «gringos», y no lo debí hacer mal porque al terminar casi todos le compraron algo. Cuando se fueron me miró a los ojos, y me dijo «tú eres buena persona y te voy a hacer un regalo especial», sacó de su bolsillo una cruz inca de piedra y cuarzo y la mojó varias veces en la fuente que allí manaba pronunciando en quechua una invocación. Nos despedimos con un abrazo. Héctor ya no está aquí y de la fuente no manaba agua.

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Mercado de Urubamba

Mercado de Urubamba

De vuelta hago una parada en Urubamba, situada en el corazón del Valle Sagrado. Fue un centro agrícola pre-hispánico muy importante, porque el valle en que se encuentra es muy fértil, regado por el imponente río Urubamba.

Visito el mercado, que tiene de todo, desde el DVD del último estreno de Hollywood, El último samurai, hasta frutas variadas; decido tomarme una buena rodaja de sandía para recuperar el agua perdida en la subida de Ollanta.

Así viajan los indígenas

Así viajan los indígenas

En el regreso a Cusco me quedo dormido en el bus, la mejor opción, porque esta mañana he leído en el periódico que un bus que iba de Cusco a Abancay se ha despeñado unos 500 metros, con el resultado de casi 40 muertos.

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¡¡ Hasta Pronto !!

Carlos, desde Cusco, 23 de enero de 2004

Vagamundos 2004. Perú. Cusco y Saqsaywaman