Camboya, el Horror del Khmer Rouge

Monumento a la Independencia

Monumento a la Independencia

Aunque parezca increíble, en fecha tan reciente como 1975 Camboya sufrió uno de los genocidios más grandes del siglo XX, todo ello con la complicidad, o al menos el silencio, del mundo occidental.

El 17 de abril de 1975, los Khmer Rouge (rojo en francés) entraron en Phnom Penh, la capital de Camboya.

De 1975 a 1979, 1 de cada 4 camboyanos, unos 2 millones de personas, perecieron bajo un régimen que alcanzó niveles de delirio tales, que el simple hecho de llevar gafas o hablar un idioma extranjero era garantía casi segura de terminar muerto.

Sobre el papel, el Khmer Rouge venía cargado de buenas intenciones y hasta la ONU aprobó su gobierno, pero la realidad fue otra.

Abolió el dinero y la propiedad privada, obligó a todo el mundo a llevar la misma ropa y el mismo corte de pelo, prohibió todo tipo de aparatos mecánicos y electrónicos, y la música y la lectura de cualquier cosa que no fuera propaganda política del regimen.

Barco en el Mekong

Barco en el Mekong

Pero el paroximo llegó a su nivel máximo en la política educativa, que llevó a cientos de miles de camboyanos a campos de reeducación y trabajo donde eran tratados como esclavos.

Los niños aprendían el uso de las armas, e incluso disparaban a sus padres si los consideraban traidores. Para ahorrar balas, mataban a la gente por axfisia con bolsas de plástico o golpeados con estacas de bambú.

Las ciudades quedaron desiertas y toda la población fue reasentada en comunas agrícolas. En resumen, los Khmer Rouge comenzaron desde lo que llamaron el año cero un nuevo regimen feudal que destruyó completamente la sociedad camboyana.

Hay un libro de una superviviente, Loung Ung, Se lo llevaron, que narra con gran emotividad como sus padres y 2 hermanos murieron a manos de los Khmer Rouge cuando ella tenía 5 años; como era muy pequeña, fue entrenada como niña soldado hasta que huyó dos años más tarde.

Jugando en el parque

Jugando en el parque

Regresó a Camboya después de que el regimen cayera, se enteró de que habían muerto 30 de sus parientes y cuando vio la desintegración de su país, a partir de ese momento se dedicó en cuerpo y alma a ayudar a su reconstrucción.

Es portavoz de la asociación Campaña Internacional de Minas Antipersona, que recibió el premio Nobel de la Paz en 1.997.

Museo Nacional

Museo Nacional

No penseis que la caida del régimen Khmer Rouge fue gracias a una coalición internacional para llevar la democracia a Camboya (¿os suena la cantinela?).

Uno de los objetivos del Khmer Rouge era recuperar lo que según ellos eran tierras camboyanas robadas por los vietnamitas.

Después de varios conflictos fronterizos, Vietnam invadió Camboya el 25 de Diciembre de 1.978, en un paseo militar que acabó con el Khmer Rouge el 7 de Enero de 1.979.

Museo Nacional. Jardin

Museo Nacional. Jardin

Desde entonces, varios procesos electorales, no sin grandes dificultades y problemas, han ido llevando poco a poco a Camboya por la senda de la paz, la estabilidad y la prosperidad.

Pero hay que recordar que todavía hay 10 millones de minas antipersona desperdigadas por todo el territorio, y todos los días aumenta la estadística de personas muertas o mutiladas por alguna de esas pequeñas y cobardes asesinas.

Casa colonial en Phnom Penh

Casa colonial en Phnom Penh

Por suerte no toda la historia de Camboya es muerte y destrucción; aquí floreció una de las culturas más importantes de la antigüedad, la Khmer, cuyo imperio abarcaba gran parte de la península de Indochina, y que dejó para la posteridad obras tan monumentales como los templos de Angkor, el conjunto de edificios religiosos más grande del mundo, uno de los objetivos principales de mi visita a Camboya.

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En mi paso por Phnom Penh, la capital, visité un campo de exterminio, Choeung Ek, que está a sólo 15 km de la ciudad, donde se encontraron los restos de casi 9.000 personas asesinadas por los Khmer, de todas las edades, sexo, y condición.

Han levantado un monumento con una vitrina de cristal donde se amontonan los restos humanos encontrados, y por la zona están desperdigadas las fosas comunes abiertas, todavía con los restos de ropas de los muertos.

El lugar impresiona por su carga emotiva, pero parece que los camboyanos están tan acostumbrados a la violencia, que los niños pululan por allí vendiéndote cosas y pidiendo limosna.

Lo que tampoco puedo entender es que después de visitar el camposanto, 2 ingleses descerebrados que iban en la furgoneta conmigo, se empeñaron en ir a un campo de tiro.

Monjes budistas en Phnom Penh

Monjes budistas en Phnom Penh

No es un campo de tiro deportivo. El ejército camboyano, como fuente de ingresos extra, permite usar sus campos de tiro y armas de todo tipo, que te enseñan en un menú a la entrada.

Tienes para elegir pistolas, revólveres, fusiles de asalto tipo Kalashnikov y M-16, y otras armas menos conocidas, generalmente rusas.

Mis «amigos ingleses» eligieron un menú variado, se metieron en un foso y dispararon unos 100 tiros por el módico precio de unos 100$, y salieron todos contentos con su diana agujereada.

Algunos de los 9.000 restos humanos

Algunos de los 9.000 restos humanos

Fuera de menú, porque no es legal, los militares te ofrecen disparar sobre animales vivos, sobre todo pollos (¡vaya vida tienen en esta zona, entre la gripe del pollo y su uso como diana móvil!), y también lanzar granadas.

El lema del escuadrón al que fuimos es «Lucha como todos, muere como todos».

Como antimilitarista convencido que soy, no fue un rato muy agradable el que pasé allí, pero sirvió para convencerme de que el espíritu bélico y guerrero lo llevamos en los genes, y que nunca aprenderemos, como especie, a dirimir nuestras diferencias con el diálogo.

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En el hostal donde me alojaba, mientras ponían la película Killing Fields, los niños de la casa la miraban sin problema ninguno, y uno de unos 12 años bromeaba haciendo que lloraba, algo que en mi caso no era de broma, siempre que veo esta película se me parte el corazón.

A veces la mejor manera de olvidar el horror es bromear sobre él.

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¡¡ Hasta Pronto !!

Carlos, desde Phnom Penh, Camboya, 21 de Marzo de 2005

 

Vagamundos 2005. Camboya. Phnom Penh