Bali, Paraíso Reencontrado

Hay lugares en el mundo en los que te sientes como en casa cuando llegas y no sabes por qué. Bali no es de esos lugares. En Bali sabes perfectamente por qué te sientes como en casa, y es que Bali es una perfecta combinación de todos los deseos posibles de un viajero, turista o residente, ya sean de relax, aventura, espirituales, carnales, o simplemente de compras.

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El imperio Majapahit hindú fundó una colonia en Bali en 1343. Cuando el imperio Majapahit colapsó en India en el 1500 se produjo un éxodo a Bali, que se ha mantenido como enclave hinduista a pesar de formar parte del país musulman más grande del mundo.

Los europeos descubrieron la isla cuando el explorador holandés Cornelis Houtman llegó en 1597. Los holandeses establecieron un puesto de comercio y Bali fue colonia holandesa hasta 1948, año en que se fundó la República de Indonesia.

La pasión por Bali no es nueva, porque desde principios del S. XX ya arrastró a muchos extranjeros que llegaron atraídos por su historia, su cultura y sobre todo por el arte.

Uno de ellos fue Miguel Covarrubias, pintor y caricaturista mexicano que en 1937 publicó un libro en inglés, La isla de Bali, que casi 70 años después de su publicación sigue siendo para muchos la obra más completa sobre Bali y su fascinante cultura.

Nada más cruzar desde Java a Bali en el ferry, me sentí como alguien que regresa a casa después de un largo viaje. De hecho hacía 13 años había estado en Bali, y sin darme yo cuenta, ese viaje cambió mi vida y fue una de las razones por las que finalmente me he convertido en vagamundos.

Rememorando ahora esa visita a Bali, me doy cuenta de las consecuencias que tuvo para mi vida. Fue un viaje combinado de trabajo y turismo, en una época de mi vida en la que pensaba que dormir era perder el tiempo y exprimía hasta la última gota de lo que me ofrecía la vida.

Después de una intensa semana en Bali y 16 horas de vuelo de regreso, aterricé por la mañana temprano en Madrid, fui a casa, me duché, trabajé todo el día en la oficina y no se me ocurrió otra cosa que irme a cenar con amigos.

Al terminar la cena empecé a sentirme muy cansado, y me despedí de mis amigos para irme a casa, a 8 km. del centro de Madrid en la carretera de Barcelona.

No llegué, al menos en el coche, porque cuando faltaba un kilómetro, me quedé dormido en la autopista a 120 km/hora y desperté con el coche dando interminables vueltas de campana.

El coche quedó absolutamente destrozado y yo sólo tuve heridas superficiales porque milagrosamente el coche no se golpeó con ninguno de los árboles que jalonan la carretera.

El conductor del coche que venía detrás de mí y vio el accidente contó cuatro vueltas de campana, y no esperaba que nadie hubiera sobrevivido al golpe, como me dijo cuando me vio salir de la retorcida carcasa metálica en estado de shock.

A partir de ese momento mi escala de valores cambió y mis prioridades dieron un vuelco, reduje mi ritmo de vida en todos los aspectos, y fui cambiando velocidades hasta que finalmente me pude convertir en vagamundos en el 2000, tras un intento previo en 1997 que me llevó varios meses de viaje por África.

Ahora que estoy en Bali me he dado cuenta de que, aunque de manera muy brusca, el accidente fue una señal que me permitió redirigir mi vida.

Me resulta muy difícil describir los sentimientos que me asaltan en Bali, porque son tantos los estímulos que recibes que a veces te sientes sobrepasado.

El escritor Jesús Torbado la definió como Refugio de dioses benévolos.

Otro que redirigió su vida en 1952 fue Antonio Blanco, un pintor de origen español, aunque nacido en 1911 en Manila, que se instaló en la isla, concretamente en Ubud, el corazón artístico de Bali, para no dejarla jamás hasta su muerte en 1999.

Le conocí en mi viaje de 1993, y aunque era un hombre extravagante, de hecho le llamaban el Dalí de Bali, era evidente que estaba rodeado de felicidad, armonía y belleza.

El rey de Bali le había cedido un terreno en una colina de Ubud y se había casado con una hermosa bailarina balinesa con la que tuvo 4 hijos.

Su casa/museo/taller es un compendio de arte surrealista y arquitectura balinesa que sólo se puede definir como indescriptible.

Charlamos de un montón de cosas y recuerdo que me hablaba del rey de España como un viejo amigo. Luego me enteré de que le había condecorado con la Cruz de Caballero.

La ceremonia de su incineración fue una gran fiesta, y por suerte su legado ha quedado preservado para el futuro en el Museo Blanco en Ubud.

En Ubud me he alojado en el hotel Alila Ubud, una obra de arte en todos los sentidos, en las antípodas de un alojamiento para mochileros, pero uno no cumple 46 años todos los días.

Poco a poco os iré contando mis vivencias en Bali, que han sido muchas y muy intensas.

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¡Hasta Pronto!

Carlos, desde Bali, 12 de Junio de 2006

Vagamundos 2006. Ubud. Museo Blanco. Bali. Indonesia